martes, 6 de marzo de 2007


La noche trae con ella brillos de diamantes, lunas mágicas o tenebrosas en su aterciopalado manto obscuro. Aún así todas ellas excitantes o meláncolicas por amores perdidos, por ilusiones brindadas, por sueños prohibidos, por todas las ideas locas que acarreamos desde la mañana. La noche da para todo cuanto quiera uno sentir pues guarda la entrada a los sueños el único lugar en donde somos verdaderos dueños de los que nos rodea pues todo está solo en nuestra cabeza, un mundo, un corto segundo. Y reímos y lloramos en ellos mientras la noche avanza y somos valientes en lo que en la vida real el valor nos falta. Decimos palabras que de día permanecen guardadas y ensayamos una y otra ves lo que jamás diremos a quien nos ama. Que tontos somos cuando soñamos y una sonrisa se dibuja en nuesra alma, pues despertamos y nos damos cuenta que solo soñamos y no somos capaces de intentar decírselo en la vida real lo que hemos soñado por la mañana...

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