Quizás uno de los lenguajes más complejos y mas significativos es aquel que no es audible, ese que se define como lenguaje corporal, ese que no importa de donde vengas aunque no tengas idea de lo complejo que es siempre lo hablas.
Y es que este lenguaje dice tantas cosas en una simple acción que cualquier palabra podría romper el encanto de un simple rose.
Quien sabe leer y apreciar este lenguaje puede saber mucho de otros y sabe entender todo sin una palabra, así como a decir mucho, con el leve toque de sus dedos o con una mirada que pareciendo casual esta cargada de significado.
Y es que en esto hay "interlocutores" con una señal especial que deja infinitamente atrás a cualquier sistema de señal creado por el hombre.
Es esa sensación de percibir la presencia de otro aún antes de que se presente en una habitación, ese poder de atracción tan poderoso y repleto de información que te lleva a acercarte, donde solo funcionan y son suficientes dos cosas, tus ojos y tu piel.
Tu corazón siente y junto con tu mente desenreda la infinita línea de datos que te llegan en menos de una fracción de segundos y logras descifrar lo que esta sintiendo el otro con cada movimiento.
No te apartas por el contrario envías tus palabras con el simple hecho de permitir que aquella persona invada tu espacio haciéndose dueño de tu lugar, al no huir mientras tu respiración se acelera cuando su calor logras sentir, manteniendo la mirada, congelando el tiempo como en un magnífico hechizo que permite que todo transcurra lentamente, no existe nadie mas en ese instante...y así tu corazón se sincroniza con tu mente y cuerpo al ritmo y latido del otro.
Simplemente esta conexión o gran fuerza de atracción, poderosa en si misma, nos revela para lo que fuimos creados, dos seres que aunque diferentes e individuales juntos funcionan mejor, pues el lenguaje con el cual se conectan proviene del interior de ellos de los mas profundo de cada célula y que transciende mas allá de la lógica y lo literal.